El buen noble renacentista sabe combinar la pluma con la espada. Quizás este hecho conllevó la precoz muerte de Garcilaso de la Vega durante la lucha. En esta ocasión, no nos detendremos en las muertes de escritores durante alguna guerra, cuestión que sería entretenida y realmente curiosa, sino en dos enfrentamientos célebres entre genios literarios, algunos limitados a los versos y otros, ¡incluso a puños!
El primero de ellos nos lleva hasta el Siglo de Oro de las letras españolas, con los dos grandes representantes de la poesía de la época, aunque fueran la noche y el día: Luis de Góngora y Francisco de Quevedo. Aunque esta rivalidad sea fácilmente reconocible, resulta llamativo que Quevedo, veinte años menor, se atreviera a empezar el conflicto con el que ya era considerado un maestro. Debemos tener en cuenta que el mismo año en que Quevedo nació, Góngora se estaba abriendo paso en la poesía con la victoria en un concurso realizado por las universidades de Salamanca y Alcalá de Henares, comenzando así una carrera de maestría literaria. La única explicación aceptable es el poder nobiliario que tenía el poeta madrileño frente a un hombre que había ascendido a través de la herencia del tío materno, racionero de la catedral de Córdoba que le testó su cargo. Góngora trabajó en su poesía para ascender y agradar en la Corte, pero aunque ya era alguien reconocido, no consiguió todo el poder que hubiera deseado, y acabó malviviendo y teniendo que abandonar su casa en Madrid, comprada por Quevedo para echarle, y marcharse a su Córdoba natal, donde fallecería.
La vida de Quevedo en sus últimos años no fue mejor que la de su rival, aunque mientras estuvo vida mantuvo su crítica a los seguidores gongorinos, los llamados culteranos, que realmente eran más criticables que su maestro. Los primeros enfrentamientos surgieron a raíz de unas rimas en contra de Góngora que escribió el poeta madrileño bajo seudónimo; estas recibieron respuesta del poeta cordobés, comenzando así un toma y daca que los mantendría en disputa durante el resto de sus vidas. Aparte de la cuestión nobiliaria y las diferentes acusaciones mutuas, especialmente cruel la acusación de judío hacia Góngora de donde se deriva el famoso poema "Érase un hombre a una nariz pegado", el duelo estético, que de un modo algo simplista se ha venido a denominar culteranismo frente a conceptismo, estaba presente entre ambos, seguramente como miembros de generaciones diferentes. No obstante, debemos tener en cuenta que este enfrentamiento no obvia el hecho de que Góngora fuera reconocido como gran poeta por sus rivales, aunque quedase finalmente eclipsado por su dificultad hasta el reconocimiento tardío en 1927 por los miembros de la llamada Generación del 27.
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Sello español que muestra la rivalidad entre Góngora y Quevedo |
A continuación os contamos la famosa polémica que se produjo entre los escritores Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. La relación entre ambos, antes de resquebrarse, era excelente pues se consideraban entre ellos como los mejores amigos ya que compartían muchas aficiones como leer o escribir. Era tal la amistad que los unía que durante la estancia de estos en España, concretamente en Barcelona, estuvieron viviendo juntos un tiempo. A su vez, era tal el respeto y admiración que se guardaban, que cuando García Márquez publicó Cien años de soledad, Vargas Llosa escribió Historia de un deicidio, obra en la que analizaba el libro de su amigo colombiano.
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Viñeta sobre el enfrentamiento (extraída de 20minutos) |
Todo marchaba muy bien entre ellos hasta que se cruzó en su relación una mujer: Patricia (que era prima y segunda esposa de Vargas Llosa, ya que la primera fue Julia Urquidi, que a su vez era tía de Mario). Estando en Barcelona, Patricia fue a visitar a su marido, pero ante el poco caso que este le prestó, ella se sintió rechazada y repudiada. ¿Qué consecuencias tuvo esto? Patricia fue a visitar a García Márquez para contarle lo sucedido. Este, aprovechando la situación, medio en broma y medio en serio, le dijo a ella que si se quería vengar de Vargas Llosa. ¿Cómo le propuso vengarse? Haciéndose amantes.
Antes tal proposición, lo que ocurrió después es un misterio. Hay dos teorías: la primera cuenta que ante tal proposición, Patricia se sintió muy molesta y fruto de la ira, le confesó a su marido lo ocurrido. Se dice que García Márquez solo buscaba bromear ya que esto iba mucho con su carácter. La segunda teoría dice que Patricia aceptó sin pensárselo dos veces. Fueran ciertas o no las teorías, el caso es que Patricia confesó a Vargas Llosa la proposición que su amigo García Márquez le había realizado. ¿Por qué confesó? Para cumplir la venganza, el último paso era que su marido se enterara de lo sucedido. Se dice que ella le dijo: “Para que veas quiénes son tus amigos, mientras tú andas quién sabe dónde, ellos vienen a proponerme que me haga su amante”.
Tras este incidente, los amigos no se encontraron más en Barcelona. Fue en México D.F., en la presentación de un documental del cual Vargas Llosa era el narrador. Aún el escritor colombiano no era consciente de que su homólogo peruano era conocedor de todos los hechos, por lo que al final de la proyección del vídeo, Gabriel fue a abrazar y a felicitar a Mario por la excelente narración del documental. No le dio tiempo a García Márquez a abrazarlo cuando Vargas Llosa le propinó un derechazo al mismo tiempo que lo llamaba traidor. A partir de este momento, la relación se rompió y comenzó su enemistad.
La rivalidad personal de estos autores no debe desmerecer en ningún caso su calidad literaria.
Escrito por Luis Jesús del Castillo Montes y Rubén Béjar Prados.
La rivalidad personal de estos autores no debe desmerecer en ningún caso su calidad literaria.
Escrito por Luis Jesús del Castillo Montes y Rubén Béjar Prados.
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